25 de noviembre: algo viejo, algo nuevo
25/11/14
Artículo de opinión – Esther Crespo Labrador, Coordinadora del Área de la Muyer de IU-Xixón
Un nuevo 25 de noviembre llega al calendario. De nuevo, celebramos el Día Internacional para la eliminación de la violencia contra las mujeres y, como cada año, la fecha nos sirve de recordatorio de la pervivencia de la desigualdad y discriminación de las mujeres, cuya consecuencia más sangrante es la insoportable violencia que muchas de ellas continúan sufriendo.
De nuevo, recordamos a las mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas (al menos 42 en lo que va de año); así como a todas aquellas cuyos corazones siguen latiendo y sus pulmones respirando pero pierden cada día su libertad, su dignidad, su vida plena a fuerza de desprecios, de maltratos físicos y/o psicológicos, de violaciones… por parte de aquellos que dicen amarlas.
De nuevo, reivindicamos más protección, más educación, más respuesta institucional y más implicación ciudadana para acabar con esta lacra que no tiene nada de nueva.
Pero el día 25 de noviembre ha de ser también un día para reflexionar, para analizar nuestras formas de luchar contra la violencia machista, para preguntarnos qué cosas funcionan y cuáles hemos de reorientar.
Voy a permitirme usar para mi análisis la lista de cosas que según las películas americanas deben llevar las novias el día de su boda para que su matrimonio sea feliz, ya sabéis: algo nuevo, algo viejo, algo prestado, algo azul…
Algo nuevo:
Con diez años de vigencia, la Ley orgánica de medidas de protección integral contra la violencia de género no debería estar en el apartado de lo nuevo, pero la falta de desarrollo de algunos de sus apartados y la insuficiente dotación económica dificultan una aplicación eficaz de esta norma. Así que la novedad es el descenso de las denuncias, el aumento de las renuncias a seguir con el procedimiento tras la denuncia y el cada vez más alto porcentaje de solicitudes de órdenes de protección que se deniegan (41,1%).
La reforma local ha suprimido las competencias municipales en materia de igualdad de oportunidades y prevención contra la violencia hacia las mujeres, mientras, los PGE para 2015 dedican al programa de igualdad el 55% y al de violencia de género el 77% de lo presupuestado en 2009.
En la nueva ley de educación, la LOMCE, desaparecen la educación afectivo-sexual y los contenidos específicos de prevención de la violencia de género y de igualdad entre hombres y mujeres.
Algo viejo:
Por muy viejo que suene, las relaciones entre hombres y mujeres se siguen construyendo sobre bases patriarcales que apuntalan la desigualdad y la discriminación machista. Y esto se agrava aun más si vemos el tipo de relaciones que se establecen entre los y las jóvenes adolescentes.
Los mitos del amor romántico, con sus trampas: el amor todo lo puede, por amor cambiará, existe la pareja perfecta, el yo soy tuyo/tú eres mía, no puedo vivir sin ti, los celos son muestra de amor; siguen vigentes en nuestro imaginario colectivo y están en el fondo de muchos de los comportamientos de violentos y víctimas.
Algo prestado:
Los modelos sociales que nos inundan desde la televisión, los videoclips, la publicidad etc. son los del chico-machito-gallito y los de la chica-descarada-mona-sumisa. Modelos que inicialmente eran prestados de la iconografía de los barrios o guetos de otros países, pero cada vez están más presentes en nuestros barrios e institutos.
Algo azul:
El color de los juguetes… de los niños, claro, porque el de las niñas sigue siendo rosa pastel.
A pesar de los años de lucha feminista, de las campañas por la igualdad, de la incorporación de la coeducación consentimos que las empresas de juegos y juguetes sigan marcando a las nuevas generaciones con los colores y las actividades que se suponen los adecuados para la construcción de género más tópica: las mujeres dulces y cuidadoras, los hombres enérgicos y activos.
En resumen, desde las instituciones, desde las asociaciones, desde la calle, sigamos luchando por presupuestos y políticas públicas activas, integrales y participativas para la consecución de una sociedad libre de violencia machista.
Y desde la reflexión individual y colectiva tratemos de cambiar nuestro modelo de relaciones idealizado para que las mujeres hagan efectivo su derecho a desarrollar sus vidas en libertad, con dignidad e igualdad, sin ser medias naranjas sino frutas completas.
Así quizás no hagan falta lo nuevo, lo viejo, lo prestado ni lo azul.
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