Donde habita el futuro
La Nueva España 08/05/14
Artículo de opinión – Javier Suárez Llana, candidato de IU a las elecciones europeas
Reflexiones en torno a una jornada de huelga estudiantil
Hoy se desarrolla en nuestro país una nueva jornada de huelga general estudiantil. Hoy las y los estudiantes cogen el testigo de los trabajadores que el 1º de Mayo llenaron plazas y avenidas, y volverán a cambiar los lápices por las banderas, las aulas por las calles, para defender una Educación Pública que saben es la garantía de su futuro.
En los últimos años los ataques del Régimen al sistema educativo público de nuestro país no han cesado. Ya fuera en forma de leyes orgánicas, de reales decreto, de concordatos o de recortes presupuestarios, la estrategia de acoso y derribo contra la Educación Pública por la que lucharon nuestros abuelos y que construyeron nuestras madres y nuestros padres, junto a miles de profesores comprometidos, ha centrado los esfuerzos de la política educativa del Gobierno del PP.
Hoy España cuenta con un sistema educativo más pobre, más débil, más injusto y menos solidario que hace unos años. La LOMCE no sólo supone un retroceso en un modelo educativo que garantice la igualdad de oportunidades de todas y de todos, sino también el establecimiento de unos objetivos nuevos. La función del Estado ya no es formar ciudadanas y ciudadanos críticos, libres e independientes, sino proveer al mercado de mano de obra barata que cubra sus necesidades en cada momento. Y para ello el PP, apoyado en la Conferencia Episcopal y en las patronales empresariales, necesita legislar. Para eliminar contenidos que fomenten las actitudes críticas y el pensamiento libre. Para acabar con la participación y la democracia en las comunidades educativas. Para introducir la segregación por sexo, por capacidad, por origen de procedencia o por nivel económico. Para convertir los centros educativos en colegios, institutos y universidades gestionados bajo la lógica empresarial. Para transformar un derecho en un servicio, en el que estudiantes y madres y padres pasan a ser clientes del negocio de unos pocos.
Porque la política educativa del PP, que coincide con la de la Unión Europea, con la de la Troika, es una política de clase, de los poderosos contra el Pueblo. El PP no quiere que las hijas y los hijos de los trabajadores estudiemos en la Universidad. No quiere que mañana seamos jueces, médicos o catedráticos, sino mano de obra barata, flexible e intercambiable que alimente la rueda del capitalismo.
Pero mientras exista lucha, existe esperanza. Porque es en los jóvenes que se organizan y se movilizan, en los jóvenes que hoy toman calles, plazas, avenidas y alamedas, bajo el único lema de una Educación Pública de todos y para todos, donde habita el futuro.
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