El traje viejo de Felipe VI

La Nueva España 30/10/14
Artículo de opinión – Xana Reyes Fernández, Secretaria de Movimientos Sociales  de IU-Xixón

Es bien conocido y atípico ese cuento infantil de Andersen en el que un déspota y vanidoso soberano se puso un traje, según sus modistos, invisible a los ojos de los estúpidos. El Emperador calla y utiliza la supuesta prenda durante un desfile, imagino que cruzando los dedos para que no se le notase que era tan tonto como el más tonto de su reino.

Lamentablemente, ese mismo traje se lo puso de nuevo Felipe VI para la entrega del viernes de los premios Príncipe(sa). Cerrando los ojos a la realidad, desfiló ante el pueblo entre fastos y fanfarrias, pretendiendo ignorar deliberadamente a las miles de personas procedentes de todo el Estado que protestábamos en la Plaza de la Escandalera, convocadas por las Marchas de la Dignidad con el lema Somos Reales. Una movilización que fue el remate de días de duro trabajo de muchos compañeros y compañeras preparando la acogida a las compañeras y compañeros de fuera de Asturias, el Foro Social, conciertos, encuentros y, por supuesto, las columnas que ese día llegaron a Oviedo caminando desde Gijón, Avilés, Langreo, Pola de Siero y Mieres.

A su llegada, se encontraron un desproporcionado despliegue policial aguardándolas, que convirtió Oviedo en un estado de excepción con el objetivo de intimidar e invisibilizar. Llevar una sudadera en lugar de pendientes de perlas era razón suficiente para pedir la identificación.  Se quitaron banderas republicanas de las manos de la gente. El espacio que nos destinaron era, curiosamente, más reducido que otros años, y estaba diseñado de tal forma que desde el Campoamor no se veía la concentración. Las bandas de gaitas fueron vergonzosamente utilizadas como instrumentos involuntarios en este intento de ocultarnos, instruyéndolas a que parasen a tocar en un punto que, vaya coincidencia, era donde más se oían los pitos y las protestas. La actitud de la policía fue deplorable, como cuando vi cómo se provocaba sin más a un chaval que no tendría 20 años, tironeándole al pasar de la bandera arcoiris que llevaba, o cómo varios de ellos equipados con armadura antidisturbios se paseaban con actitud amenazadora, cual guardia imperial, por los extremos de la concentración entre las y los manifestantes.

El traje de Felipe VI para no ver lo evidente es muy viejo. Ya lo usaban su padre, Juan de Borbón, Alfonso XIII, Luis XVI y María Antonieta. Las clases dominantes tratarán, desde su privilegiada situación, hacer caso omiso de nuestro derecho al pan, techo, trabajo y dignidad, pero la Historia dice que el pueblo no va a fingir que está viendo un traje.

La monarquía en este país acabará como en el cuento de Andersen, cuando un niño expresa aquello que debería ser incuestionable -¡Pero si está desnudo!-, de igual manera el pueblo está reivindicando Democracia, que se respete nuestro derecho a manifestarnos y el fin de un régimen y unos gobiernos que nos agreden y no nos representan. Porque sólo alguien tan tonto como el Emperador podría pretender ocultar que Somos Reales y el viernes estuvimos allí, nos veremos de nuevo en las Jornadas de Lucha de la Dignidad la semana del 24 al 29 de noviembre.

 

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