Irrelevantes

Javier Suárez Llana|Eso somos, o corremos riesgo inminente de ser, las personas jóvenes en Gijón/Xixón. Así lo advierte el estudio presentado hace ahora un año por los sociólogos Daniel Sorando y Stefano de Marco sobre la situación social de la juventud gijonesa que entonces pasó desapercibido y que en estos días finales del verano ha generado una justificada y necesaria inquietud. Bienvenida sea. Nuestra ciudad ha perdido en los últimos diez años más de 22.000 jóvenes, situando los niveles de irrelevancia de la población menor de 30 años por encima de los de Asturias y España hasta el punto de que el propio estudio señala que corremos el riesgo de perder tanto peso poblacional que nuestra influencia social, económica, cultural y política se desvanezca y nuestras necesidades sociales no sean cubiertas.

Traducido a nuestro lenguaje cotidiano, la situación de los jóvenes en Gijón/Xixón se resume en desempleo (una tasa por encima del 40% desde el año 2004), precariedad laboral (nueve de cada diez contratos son temporales, y predomina el empleo vinculado al sector servicios, paradigma de la precariedad misma), emancipación tardía y una emigración tan indeseada como inevitable. 

Conocer esta radiografía, sin embargo, no parece haber inquietado lo suficiente al Gobierno local que un año después no ha puesto en marcha una sola medida orientada a dar respuesta, o al menos a intentarlo, a una situación que lleva a nuestra ciudad de una manera indeseada y poco consciente a una desconexión generacional con el futuro. La estructura de una población envejecida como la nuestra, con un índice de fecundidad por debajo del promedio europeo, amenaza las prácticas de reproducción social, solidaridad intergeneracional y equilibrio territorial. Dicho de otra manera, cuestiona nuestro futuro colectivo como ciudad.

No somos ingenuos. La respuesta a esta situación no se articula en torno a políticas sectoriales ni se planifica desde las administraciones locales. No solo, al menos. Asturias necesita construir una dinámica económica y social nueva que base su modelo productivo en el conocimiento, las nuevas tecnologías y la innovación a la vez que mantiene una industria tradicional que va a seguir siendo necesaria. Y este reto, que interpela a toda la colectividad, sería de hecho, sin serlo, la política de juventud más eficaz. 

Pero reconocer que las soluciones necesarias no están en nuestras manos no puede ser la coartada que justifique renunciar también a las soluciones posibles. El Ayuntamiento puede y debe intervenir. Poniendo en marcha medidas urgentes y prioritarias en materia de formación e inserción laboral y en materia de vivienda. Generando oportunidades de nuevos desarrollos productivos no vinculados a las fórmulas trampa del denominado emprendimiento.  Y asumiendo sin soberbia pero con decisión el liderazgo que le corresponde en Asturias a la hora de abordar los retos que como sociedad tenemos para la próxima década. Lo contrario convertirá una renuncia particular y voluntaria en una condena colectiva y obligada, entonces sí, a la irrelevancia.