La importancia de la Cultura. Una mirada desde el municipio de Gijón
Vivimos unos tiempos en que la cultura está siendo denostada y ninguneada a través de múltiples mecanismos que, de forma sistemática, escatiman fondos destinados a la creación cultural y a su difusión, desarrollo y sostenibilidad. En esta guerra solapada, se traslada a la ciudadanía la idea de la cultura como algo superfluo, poco práctico y rentable, la idea de que la creatividad no es necesaria para salir adelante en estos momentos de “crisis” económica, en un contexto de imposición del pensamiento único y uniforme que sirve de pilar intelectual a esta sociedad del privilegio para unos pocos.
Así, vemos reforzarse progresivamente la tendencia a considerar los costes de las diversas programaciones culturales tan solo como un gasto y no como una inversión, bajo un prisma puramente mercantilista, que no sitúa a la ciudadanía y a la sociedad como beneficiaria y como protagonista de la gestión común de la cultura. Hoy es más necesaria que nunca la recuperación de presupuestos públicos que garanticen unos servicios culturales básicos de calidad.
A pesar del refuerzo económico que nos llega desde Europa para impulsar el ámbito cultural como fuente de desarrollo y empleo (la industria cultural y creativa es un ejemplo) y para propiciar modelos participativos de ciudad emprendedora, moderna, culta e imaginativa, asistimos a la aplicación de impuestos imposibles, a la existencia de leyes trasnochadas, como por ejemplo la que impide la música en vivo, que impiden el disfrute en directo de las manifestaciones artísticas, a la obligación de quienes programan los teatros públicos de recuperar en taquilla casi el 100% del costo de la actividad sin inversión en la creación de públicos, etc, cercenando así múltiples expresiones.
Reforzar la idea de Asturias como país, de autoestima como pueblo, de defensa de nuestras señas de identidad, nos impulsa a proteger y fomentar nuestro patrimonio histórico y cultural, así como a defender el reconocimiento de nuestra lengua y su fomento y cultivo como un instrumento precioso de comunicación, expresión y cultura, para, entre todas y todos, construir una cultura común desde la izquierda.
En nuestro municipio contamos, además, con un patrimonio histórico y etnográfico de gran riqueza, cuyo desarrollo no solo implica el necesario conocimiento y reconocimiento de nuestras raíces sino que se puede constituir en motor económico y de empleo. Planteamos potenciar la búsqueda, gestión y adquisición de bienes de interés, poniendo el acento en una recuperación que garantice el reconocimiento de su titularidad, su conservación y la accesibilidad a los mismos; sin olvidar la conservación y el mantenimiento de lo existente, estimulando rutas periódicas y visitas guiadas a los lugares emblemáticos de nuestro patrimonio.
Asimismo, es de justicia recuperar la memoria de las personas que dieron su vida por la democracia y la libertad, dignificar igualmente la memoria de las víctimas del franquismo y restituir los derechos perdidos por ellas y por sus descendientes, lo cual representa una parte importante de nuestra cultura y de nuestra historia que buena parte de nuestra juventud desconoce. Proponemos que se realicen actividades destinadas a dicha recuperación desde las concejalías de nuestro municipio que pudieran tener relación con la materia. No estaría de más recuperar el refugio de Cimadevilla, adecuándolo como Aula Didáctica de la Guerra Civil, abordar el estudio de la Historia Social de Gijón y de sus parroquias rurales en los siglos XIX Y XX, así como el origen de los barrios en la década de los 40.
Nos parece necesario desarrollar estrategias de organización de los servicios culturales que permitan ordenar y optimizar recursos, reorganizar los espacios culturales a la par que se fomenta la calidad artística a través de la formación, de los apoyos económicos y de la difusión de las propuestas artísticas. También es importante favorecer la participación asociativa, impulsar el acceso de la ciudadanía y generar lugares para la producción, facilitando espacios para los creadores y apoyando a las personas con niveles adquisitivos bajos a través de bonos para la asistencia a lugares de pago.
Y por último, mirar a la cultura como una actividad que contribuye también al crecimiento económico implica elaborar políticas culturales desde una perspectiva de progreso, entendido como el conjunto de actuaciones que incidan directamente en el desarrollo del municipio y no como mera ocupación del ocio. El presupuesto municipal de cultura debe contemplarse como una inversión en el modelo de ciudad y apoyar la industria cultural, fomentando el desarrollo y consolidación de las empresas y grupos profesionales locales.