Un grito de rabia y esperanza, hace hoy 40 años

Faustino Sabio | Un cobarde asesinato, a manos de unos pistoleros del régimen franquista y su sindicato vertical, estremeció a cuantos luchábamos por las libertades y los derechos en España, hace hoy 40 años.

El asesinato de los “Abogados Laboralistas de Atocha” puso en pie dentro y fuera del país a las fuerzas antifranquistas que en aquel momento aglutinaban los clandestinos: Partido Comunista de España y el sindicato CC.OO. así como muchas trabajadoras y trabajadores que aún no veían el compromiso como algo seguro, pero si sabían quienes defendían sus derechos, pleitos, reclamaciones salariales y les defendían en procesos por actividades antifranquistas ante el “Tribunal de orden público”.

Las asambleas y la información en los puestos de trabajo, que siguieron al brutal asesinato que dejó cinco muertos y dos heridos, dejaron atrás las reclamaciones laborales y sociales y como reguero de pólvora se tradujeron en indignación, repulsa y dejar caer herramientas de trabajo para sumarse una silenciosa huelga espontanea a lo largo y ancho del país. Lo que mostraba el prestigio social adquirido por este despacho y sus ramificaciones en el Estado, también muestra el nivel de conciencia obrera existente al final del franquismo y las ansias de libertad.

La respuesta de masas que dieron el PCE y CCOO ayudó a dinamizar el proceso democratizador hasta el punto de que, si bien Franco murió en la cama, se podría afirmar que el franquismo murió en la calle en aquella impresionante demostración de duelo, serenidad y determinación obrera y ciudadana.

El recuerdo y homenaje a los abogados laboralistas: Luis Javier Benevides, Serafín Holgado, Ángel Rodríguez Leal, Francisco Javier Sauquillo, Enrique Valdevira, Dolores González Ruiz, Luis Ramos, Miguel Sarabia y Alejandro Ruiz Huerta.

Un entierro para desenterrar conciencias silenciadas, puños en alto que decían basta ya, mostraron al mundo una lección -otra más- de civismo y de dignidad de una izquierda consecuente, hombres y mujeres del pueblo trabajadores, estudiantes, gente sencilla que deseaba y reclamaba nada más y nada menos que la libertad, la justicia y la paz.

Una lucha siempre viva en nuestra memoria.

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